Política
Startup ≠ carta blanca: el mito de que “innovar” justifica romper las reglas

Desde Silicon Valley se popularizó la idea de que, si un modelo de negocio es disruptivo, las regulaciones deben adaptarse —o retirarse— para no frenar el progreso. El argumento suena inspirador: ¿por qué poner trabas a la eficiencia y el precio bajo? El problema emerge cuando la innovación se convierte en pretexto para ignorar obligaciones que existen por razones de seguridad, competencia y protección al consumidor. El caso de FlixBus, una startup valorada en más de US $3 000 millones que planea desembarcar en el transporte interprovincial peruano, ilustra los riesgos de esa lógica.
El poder económico de los “unicornios”
Una empresa califica como unicornio cuando supera los 1 000 millones de dólares de valoración sin necesidad de mostrar rentabilidad sostenida. Ese capital la dota de un colchón financiero suficiente para:
- Operar a pérdidas durante años y absorber tarifas de derribo.
- Subvencionar marketing masivo con partidas que rivales tradicionales no pueden igualar.
- Fondear litigios para dilatar o rebatir sanciones regulatorias.
FlixBus reconoce en su propia presentación que esta “gran capacidad económica le permite operar a pérdidas para imponer condiciones en el mercado”.
Disrupción y transporte: paralelismos y distorsiones
El discurso corporativo suele compararse con Uber: “somos el Uber de los buses”. Sin embargo, el propio análisis interno muestra cómo el modelo difiere de aquel paradigma: no se limita a intermediar, fija precios por debajo del costo, decide colores y logotipos de los vehículos y exige a los socios aceptar una comisión que se lleva el 70 % del margen neto cuando la tarifa ya fue rebajada. Es decir, actúa con un grado de control que las aplicaciones de taxi no ejercen.
El riesgo de la tarifa disruptiva
La estrategia de precios predatorios —vender por debajo del costo para “comprar mercado”— aparece documentada con ejemplos de descuentos del 30 % al 50 % por kilómetro y una caída del 72 % en algunas rutas proyectadas. A corto plazo el público celebra; a mediano:
- Quiebran competidores sólidos, incapaces de igualar el precio sin sacrificar seguridad.
- Aumenta la informalidad, porque la única forma de sobrevivir es recortar mantenimiento y jornadas de los conductores.
- Vuelve la tarifa al alza una vez que la plataforma ostenta el liderazgo —fenómeno ya observado en varios países europeos donde alcanzó el puesto n.º 1.
La asimetría de información como ventaja
La marca se exhibe en la web, en el boleto y en los buses verdes, pero el pasajero viaja con otra empresa; sólo descubre el nombre del verdadero transportista si bucea en los Términos y Condiciones. Esta maniobra:
- Desorienta al consumidor sobre quién responde en caso de siniestro.
- Permite a la plataforma zafar de la exigencia de pólizas y revisiones técnicas, alegando ser “solo un intermediario”.
- Traslada la responsabilidad a operadores que ya funcionan con un margen crítico.
Cuando la innovación se parece al abuso de dominio
El derecho de la competencia sanciona a las empresas dominantes que bajan precios por debajo del costo para expulsar rivales. Si bien FlixBus aún no es “dominante” en Perú, su músculo financiero importa el mismo efecto: poner la vara tan baja que solo ella puede sostenerla. Reguladores europeos han concluido que la plataforma debe registrarse como operador y someterse a concesiones y auditorías de flota, precisamente porque controla los elementos esenciales del servicio, no porque venda tiques en línea.
Innovar sin impunidad: ruta práctica
a) Reconocer la naturaleza del servicio. Si la app fija precio y ruta, asume el rol de operador y debe cumplir los requisitos de un transportista.
b) Ajustar la normativa a la realidad digital. Eliminar vacíos que permiten autodefinirse “marketplace” mientras se ejerce control total.
c) Graduar la sandbox regulatoria. Facilitar pruebas piloto con límites claros en materia de seguro, mantenimiento y protección de datos, pero sin exonerar lo esencial.
d) Transparentar costos y algoritmos. Cuando el precio varía a cada minuto, la autoridad necesita, al menos, acceso a la lógica de fijación para detectar dumping.
e) Garantizar pisos de seguridad. Ninguna innovación justifica ruedas gastadas, choferes extenuados o pólizas simbólicas.
La narrativa “move fast and break things” funciona en aplicaciones de mensajería; en el transporte de personas, “romper cosas” implica vidas humanas, competencia justa y la integridad de los fondos públicos que sostienen la infraestructura vial. La innovación, por valiosa que sea, no se degrada por cumplir reglas básicas; al contrario, se legitima. El Estado debe evitar que el término startup actúe como salvoconducto para prácticas que, en cualquier actor tradicional, se considerarían abuso de posición dominante o publicidad engañosa.

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